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Inventos tecnologicos del siglo XXI

Esos avances tecnológicos que surgen del espíritu innovador de las mentes más brillantes del planeta, y que tienen como objetivo principal hacer más fácil nuestras vidas. En esta ocasión nos centraremos en descubrimientos de reciente aparición, inventos que han surgido durante los inicios del siglo XXI y que auguran un futuro repleto de nuevas posibilidades.

EL iPAD

El iPad, un dispositivo de Apple que, cuando vio la luz el 27 de enero de 2010, volvió a revolucionar el panorama de la tecnología.

Cuando el iPad llegó al mercado, otro invento reciente ocupaba su lugar en los hogares de medio mundo: el netbook, ordenadores portátiles de reducido tamaño que se hicieron muy populares a partir de 2007. Pero la tableta de Jobs era mucho más cómoda de usar, mucho más ligera y contaba con aplicaciones únicas.

El impacto del iPad fue tal que en 2013 las empresas Asus y Acer, las principales productoras de netbooks, anunciaron su decisión de dejar de fabricar este tipo de dispositivos; además, el invento de Jobs significó la apertura del mercado de las tablets y el pistoletazo de salida para que otras compañías se lanzaran a producir dispositivos similares masivamente. Las cifras volvieron a encumbrar a Jobs: solo dos años después de la presentación de su tableta, Apple ya había vendido 84 millones de iPads en todo el mundo.

LAS IMPRESORAS 3D AUTORREPLICANTES

Aunque parezca un invento de reciente aparición, la impresión en 3D surgió a mediados de los años 80 cuando Chuck Hull, fundador de 3D Systems, patentó la estereolitografía, un método que permitía imprimir objetos sólidos de resina mediante el uso de luz ultravioleta. Sin embargo, este tipo de impresoras solo estaban destinadas al uso industrial, debido, en parte, a su elevado precio.

Todo cambió en 2004 con la aparición de RepRap, un proyecto de código abierto que pretendía fomentar la creación de impresoras 3D autorreplicantes. Es decir, aparatos capaces de imprimir cada una de sus partes, las cuales pueden ser ensambladas posteriormente hasta llegar a replicar la propia impresora.

Impulsados por los avances de RepRap, Adam Mayer, Bre Pettis, y Zach Smith crearon en 2009 Makerbot Industries con un claro objetivo: diseñar un kit de impresora 3D que cualquier persona pudiera montar en su casa. Tras funcionar durante tres años en el ámbito del open source, Makerbot lanzó su diseño Replicator 2 y dejó de compartir sus diseños con otros programadores; además, abrieron la primera tienda comercial de impresoras 3D.

Actualmente, y gracias al esfuerzo de estos innovadores, la impresión 3D se encuentra casi al alcance de cualquiera. En un futuro no muy lejano, millones de hogares contarán con una impresora de este tipo. Las posibilidades son enormes: podremos imprimir cosas tan útiles como perchas, estantes, moldes para cocinar o incluso cubiertos.

LOS CORAZONES ARTIFICIALES

La importancia de un corazón sano para la supervivencia de un ser humano es vital. Por eso, desde hace décadas un buen número de científicos ha estado investigando la posibilidad de crear versiones artificiales de este órgano.

Los primeros experimentos con reemplazos sintéticos datan de los años 30, aunque se realizaron en perros. Fue en 1969 cuando los doctores Denton A. Cooley y Domingo Liotta realizaron el primer implante de un corazón artificial total. Ya en el siglo XXI apareció el primer corazón artificial completamente autocontenido, el AbioCor, creado por la compañía Abiomed. Se usó por primera vez en 2011, estaba hecho de plástico y titanio y funcionaba con una batería interna. Su principal desventaja era su corta duración: dieciocho meses.

Afortunadamente la ciencia nunca se detiene a descansar: en 2013 el francés Alain F. Carpentier presentó un corazón artificial con mejores prestaciones que las del AbioCor, el Carmat, diseñado con tejidos animales biosintéticos (los cuales, tratados con productos químicos, pretenden evitar rechazos del organismo del paciente) y que era capaz de bombear sangre mediante sensores eléctricos y con una esperanza de vida mayor.

EL COCHE SIN CONDUCTOR DE GOOGLE

Pensar en realizar un viaje en coche sin un conductor a bordo sonaba a ciencia ficción hace años. Ahora, sin embargo, el desarrollo de vehículos inteligentes se ha convertido en una de las tendencias innovadoras de moda.

La empresa Google ha sido una de las pioneras en este campo gracias a su proyecto Google Self-Driving Car, que se mantuvo en secreto durante bastante tiempo. En 2010, la empresa anunció que ya tenía una pequeña flota de vehículos en la calle, seis Toyota Prius y un Audi TT. Estos vehículos recorrieron sin conductor miles de kilómetros.

El funcionamiento de este coche está basado en un sistema de sensores situados en lugares estratégicos del vehículo. Hay uno en la rueda que permite recabar información sobre el estado y el movimiento de los neumáticos, otro en el techo que permite grabar en 360º y que gracias a su software de reconocimiento puede distinguir todo lo que le rodea, y una cámara frontal que recoge información sobre las luces del resto de vehículos. También posee varios detectores de movimientos que ayudan al vehículo a mantener la distancia con el resto de objetos.

LOS LED AZULES

Aunque los LED azules no vieron la luz en el siglo XXI sino a finales del XX (exactamente en 1995), quiero incluirlo en esta lista porque su reconocimiento a nivel mundial no llegó hasta 2014, cuando sus descubridores, Isamu Akasaki, Hiroshi Amano y Shuji Nakamura (considerado el padre del hallazgo), recibieron el premio Nobel de Física gracias a sus innovaciones en este terreno.

Los primeros LED que se desarrollaron (hace ya la friolera de sesenta años) solamente emitían luz entre los colores rojo y verde. El objetivo de todos los investigadores que trabajaban en estos diodos era alcanzar el azul, pues permitiría, combinando los tres colores, la iluminación con luz blanca. Sin embargo, lograr semejante hazaña tecnológica parecía impensable. En palabras de Enrique San Andrés, profesor de Física Aplicada de la Universidad Complutense de Madrid,

Sin embargo, en 1993, Nakamura y sus colegas consiguieron crear un chip que generaba la deseada luz azul utilizando nitruro de galio como material semiconductor.

Esta fuente de luz artificial se encuentra presente en la vida cotidiana de millones de personas por todo el mundo, iluminando casas, faros de coches o pantallas de teléfonos móviles, entre otras cosas. Su bajo consumo y su longitud de vida útil hacen de ella una estupenda opción para practicar la eficiencia energética en nuestro día a día.


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